¡Felices en el 4to! |
Ya estamos en la medianoche y empieza el nuevo día 4 de Marzo de 2012. Para nosotros, un recuerdo triste por que fue el día que nos sometimos a una operación quirúrgica de emergencia para salvarnos la vida. Nunca nos imaginamos que el problema fuera tan serio y agradecemos a Dios el seguir en este mundo. Recuerdo que el 3, cumpleaños de mi hermano Ángel y ya en el cielo, hacíamos las gestiones para que se nos aceptara en el Hospital Sabogal del Callao. Fue el Dr. Martín Mondragón, gran amigo de la familia, el que nos facilitó todos los medios disponibles para que así fuera. Gracias a este acontecimiento de mi vida, empecé a escribir y dedicar mis reseñas a todos mis queridos colegas y en especial a la Asociación de Locutores del Perú y a los Artistas de nuestra querida Nación. Permitan que siga evocando esta parte de nuestra existencia.
Aún recuerdo un 19 de Enero de 2008, cumpleaños de mi hija Zoila Gabriela, dejamos el festejo y concurrimos al Sabogal del Callao para despistar dudas con respecto a nuestra salud. Días antes, fuimos víctimas de un desmayo y conducidos de emergencia al hospital de ESSALUD más cercano a nuestro domicilio y empezó entonces una serie de exámenes a cargo de mi buen amigo y vecino el Dr. Claudio Zegarra Ames. Yo ignoraba los resultados y aquel 19 se descartó en primer lugar si existía problemas de próstata. Vendrían después tomografías y colonoscopías, etc. Casi un mes de exámenes.
Finalmente el 3 de Marzo se decidió mi internamiento por emergencia en el Hospital chalaco. Ingresamos a las 8 de la mañana y gracias a Mondragón logramos una cama. Nos había advertido que teníamos un tumor maligno en el colon y había que extirparlo. Para nada nos habló de cáncer. Empezaron las transfusiones de sangre por cuanto mi anemia era aguda, y ya por la noche, una enfermera muy amable nos puso enemas y dio de beber unos preparados especiales. Era mi primera vez ante una emergencia que requería operación. Tuve dos compañeros de sala y uno de ellos, Pepito, bastante deteriorado en su salud.
Amaneció, siempre con las transfusiones de sangre y suero y a las 11 de la mañana llegó el camillero para trasladarme a Cirugía. Una generosa dama me obsequió un rosario y rezó por nosotros. Hasta ahora tengo su obsequio y no me lo he quitado jamás. Mis retinas fotografiaron los rostros compungidos de mi esposa e hijos y traté de no apenarlos conteniendo mis lágrimas y preocupación interna. Ya en el quirófano y teniendo alrededor a varias enfermeras, empezó la tarea del anestesiólogo. El Dr. Colca solicitó a gritos mi tomografía. Había quedado en manos de mi señora y al oír por los parlante su nombre, acudió a entregarla.
Quedaron las bromas por mi propiciadas aparte y me encomendé a Dios y todos los Santos. A Juán Pablo II el Papa y a todos mis familiares y amigos en el Purgatorio. Mis pensamientos corrían a vertiginosa velocidad, hasta quedar dormido. Desperté y mis ojos pudieron apreciar a mi querida familia. El joven médico Omar Rodríguez, se encargó de darme la nueva bienvenida y felicitarme por el éxito de la operación. Me aconsejó caminar mucho y salir rápido de la cama. ¡Qué acertado fue! Le hice caso y al siguiente día, bien fajado, me entretuve caminando por los pasillos del hospital. Parecía un milagro estar vivo. Una veloz recuperación.
Siguieron las transfusiones y tuve en mis brazos las huellas de repetidas hincadas de agujas. Nadie a mi alrededor se imaginaba que estaba recién operado. Hasta la del enema se sorprendió de verme caminar y pensó que todavía no había sido sometido a la operación. Fueron 8 días de recuperación con la visita diaria de mis familiares y amigos. Fui dado de alta y vengo concurriendo al Sabogal, para mis controles con la Dra. Patricia Pimentel Álvarez. Nos chocó cuando nos dijo que lo que teníamos era cáncer. Hago esta reseña porque estamos vivos y hoy celebro haber llegado a los 4 años y esperando continuar con mis reseñas. Muchas gracias.
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