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viernes, 16 de mayo de 2014

"LUCRECIA SARRIA". ORGULLO DE LA LÍRICA PERUANA. CON SU VOZ PASEÓ EL NOMBRE DEL PERÚ EN LOS MEJORES TEATROS DEL MUNDO.

Lucrecia Sarria
Pareciera que con la desaparición de Luciano Pavarotti. el célebre tenor italiano, se acabaron las pocas oportunidades de observar transmisiones de programas con grandes voces líricas. José Carrera y Plácido Domingo, con los que conformaran "Los Tres Tenores", pareciera ya no tienen la actividad que tuvieron. Un tenor peruano que nos llenó de orgullo, porque lo vimos actuar, es Luis Alva. La historia nos dice que Alejandro Granda fue extraordinario en la Ópera y aún hay débiles recuerdos de su etapa de profesor en el Conservatorio Nacional de Música. Nos referiremos en esta ocasión a una soprano ligera de coloratura que si fue famosa y paseó el nombre del Perú en los más prestigiosos teatros del mundo.

"Lucrecia Sarria", que no ha tenido sucesora y que me disculpen todas las magníficas sopranos, que han pisado el Teatro Municipal, con esta afirmación. La hemos conocido en vida y se la veía en nuestro Conservatorio de Música dictando clases. Su fama la teníamos presente por los recuerdos de gente mayor que supo de sus extraordinarias condiciones vocales. Gracias a Dios llegó a grabar para la RCA Victor varias arias y otras canciones del repertorio lírico y en las que, al oírlas, quedamos convencidos que fue extraordinaria. Somos amantes del "Bel Canto" y coleccionista de grandes voces mundiales y la de nuestra Lucrecia Sarria fue impresionante. Además de su extraordinaria tesitura, un dominio natural de las notas agudas.

Edmundo Pizarro, Alejandro Granda, Rosa
Mercedes Ayarza, Luis Alva y Lucrecia Sarria.

Tres grandes tenores y una super soprano peruana.
Según su historia, nació en 1907 y falleció en 1992. Tuvo actividad escénica entre 1930 a 1945. Debutó siendo muy joven, a los 20 años de edad y sorprendiendo al exigente auditorio del Teatro Municipal de Lima. Por esos tiempos era casi normal recibir delegaciones de compañías italianas y se fomentaba la cultura lírica. Lucrecia Sarria decidió formarse como se debe y viajó a Italia, cuna de este arte, tomando clases nada menos que en Milán con el profesor Dante Lari que la perfeccionó y la hizo debutar, después de tres años de estudios, cantando la difícil ópera para soprano de coloratura "Lucia di Lammermoor" de Gaetano Donizetti y que resultó un triunfo notable por su afinación y juegos vocales con escalas y trinos casi celestiales. Se percibe en sus grabaciones.

No pretendemos dar una clase de conocimientos sobre el "Bel Canto". Citaré las más renombradas óperas como "Rigoletto" de Verdi y la historia de Gilda y su jorobado padre. También "El Barbero de Sevilla" de Gioachino Rossini y su aria famosa y muy especial para el lucimiento de una diva. Fueron muchas más obras las que permitieron que Lucrecia Sarria demostrara su arte y se le abrieran las puertas de las más grandes salas para este espectáculo. Nuestra intención al reseñar a Lucrecia Sarria, es otorgarle el valor que se merece para que nuestras nuevas generaciones sepan que existió. No puedo olvidar el recital que diera en el ICPNA, el tenor Carlos Vásquez, su alumno y ahijado y que nos permitió saludarla y mostrarle nuestra admiración.

Recital de Carlos Vásquez
Mucho nos conversó también sobre ella, quien fue nuestra querida esposa y que estudió canto lírico en el Conservatorio. Fue igualmente soprano de coloratura y llegué a conocer a quien fuera su profesora y que lamentaba no prosiguiera la carrera. Por supuesto que Lucrecia Sarria ya no cantaba. Perdió sus agudos a consecuencia de una mala operación a las amígdalas, pero sus clases eran maestras. Recuerdo haberla visto en 1955 en el Teatro Municipal cuando llegó desde Buenos Aires el tenor italiano Tito Schipa y nosotros hacíamos la transmisión para Radio Selecta de Lima en cadena con Victoria y 10 emisoras de provincias. Habían actuado en Radio Belgrano en 1940 y fueron grandes amigos.

Esperamos hayan percibido la importancia de "Lucrecia Sarria". Recibió muchas distinciones en nuestras ciudades peruanas como Arequipa y Trujillo. El municipio limeño le otorgó la Medalla de la Ciudad en ceremonia que se realizó en su salón dorado. No podían faltar las Palmas Magisteriales en su más alto grado de Amauta y otorgado por el Ministerio de Educación. Donó todo su valioso material de repertorio a la Escuela Nacional de Música y que ha servido para que muchas sopranos lograran conocer las obras de los grandes maestros de la Ópera. Un homenaje póstumo le hizo el Conservatorio distinguiéndola como Maestra Honoraria en su legendario local del Jr. Cusco. ¡GRACIAS LUCRECIA SARRIA! Muy modesta nuestra reseña para darle el lugar que se merece. Gracias.

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